Me gustaría presentarles el primer artículo de una serie en la que se tratarán los aspectos mentales y emocionales del pádel, aspectos a los que no se les da la importancia que requieren y en consecuencia no se entrenan a nivel amateur. Están escritos por Silvia Palma López, Licenciada en Farmacia y experta en Coaching.
El Pádel como base del Coaching Emocional
La
primera vez que jugué un partido de Pádel me pareció un deporte
realmente divertido, entretenido y completo, pero lo que más me
sorprendió no fue eso, si no la capacidad que adquirí para no
pensar en nada, además de en la pelotita amarilla. Nunca antes me
había concentrado de esa manera sin que se pasease ningún
pensamiento por mi cabeza. Esa sensación de libertad emocional me
pareció muy gratificante, relajante y extrapolable a algunas de mi
tareas cotidianas. Aprender a concentrarme olvidándome de las
preocupaciones o problemas que nada tienen que ver con la acción que
desempeño, o que no puede solucionarse en ese preciso momento, me
aportó una gran paz interior, y mayor fuerza para realizar
correctamente mi función.
Como
es un deporte de equipo aprendí a confiar en mis parejas, a
compenetrarme con ellas, a ser más compresiva y adquirí un
compromiso no sólo con ellas, si no conmigo misma. Soy una persona
muy competitiva y autosuficiente, y gracias al Padel logré ser más
tolerante, comprensiva, valorar mis actos y los de los que me
rodeaban, entender que se debe depender de los demás, y que no todo
es consecuencia de nuestros propios actos, sino también del medio
con el que convivimos. La comunicación es muy importante, y también
lo es pedir ayuda o apoyo cuando la necesitamos. Otra cosa esencial
que adquirí sin darme cuenta fue asistir a mi pareja aunque no fuese
mi parte de la pista, y me vi actuando de la misma manera en el día
a día. Estar pendiente de no dejar huecos vacíos, y cerrarlos al
desplazarnos a la vez, evitando siempre estar uno delante y otro
detrás, lo trasladé a mi ámbito familiar.
Quedar
tres días a la semana para darle a la pala me aporta romper con la
rutina del trabajo, estar super ilusionada por conseguir la meta que
me he marcado, y seguir mi plan de acción que recuerdo en todos los
calentamientos y estiramientos. De este modo comencé a visualizar el
fin último dé cada acto, para canalizar mis energías única y
exclusivamente en lo importante, que no siempre es lo más urgente.
El
pensamiento positivo siempre ha sido uno de mis fuertes así que me
costó poco contagiarlo a mis compañeros. La clave está en
potenciar los puntos fuertes para compensar los débiles, y nunca
nunca compararte con tus adversarios. No albergues pensamientos
negativos porque con esfuerzo, ímpetu, perseverancia y algo de
suerte siempre podrás remontar, y si no es así no habrás perdido,
habrás obtenido un resultado no deseado, que son dos cosas
completamente diferentes. Si entras en la pista con la mentalidad de
perdedor lo vas a ser, e independientemente del resultado no habrás
disfrutado del partido. Es muy importante diferenciar entre ser
positivo y ser fantasioso, y en cada partido con una actitud realista
sabiendo cuales son nuestros límites y aprovechando nuestros mejores
golpes conseguiremos optimizar
el juego, aun que no ganemos el partido. No olvides jamás que los
prejuicios están en tu cabeza, y la parte de tu mente que te dice
que no puedes, te está mintiendo.
Por
el contrario la paciencia es una virtud que debía cultivar, y el
Padel me ha ayudado muchísimo a conseguirlo, aunque me quedan aún
muchas ligas por jugar hasta alcanzar a la madre de todas las
ciencias. Es fundamental mantener nuestro juego, sin apresurarnos en
ganar el punto de forma inmediata. Hay que preparar el punto
paulatinamente y cuando lo tengamos claro definir.
Ahora, sin prisa, pero sin pausa, porque corremos el riesgo de
desconcentrarnos y ejecutar el golpe incorrecto. Ahora veo las cosas de otra manera y acepto que todo debe seguir su
curso, todo tiene su momento, siempre siendo yo quien planeo con
temple y sosiego el golpeo para dirigir y darle el efecto y profundidad que deseo a la pelota.
Confiar
en ti mismo, en tus impresiones, y no dejarte llevar por lo que
piensen tus adversarios es fundamental. En mis primeros partidos me
decían que no tirase globos. Como si pudiese elegir qué efecto le
podía dar a la pelota con mi nivel principiante. Pero por mi propia experiencia me he dado
cuenta que los globos son fundamentales en mi juego ya que no solo
tomaremos la iniciativa en la jugada al pasar de defender en las
paredes a contraatacar y robar la red, ganaremos tiempo para poder
colocarnos, y como no poner a prueba los nervios de los contrincantes
más impacientes.
Lo
importante no es ni participar, ni ganar, si no tomarse el resultado
con deportividad. Esa es la actitud y aptitud para ser siempre el
gran vencedor. Pero deportivididad en el sentido más amplio de la
palabra, con tu compañero, con tu adversario y sobre todo contigo
mismo. Para que los demás te respeten tienes que empezar por
respetarte a ti mismo.
Y por
último, pero no menos importante es lo que ocurre después del
partido. Intenta poder tomarte algo con tus compañeros y
adversarios, para que la guinda del pastel sea espectacular. Al ser
un deporte social hace que nos relacionemos, y debemos aprovechar
para darnos un respiro.
Eso si en contra de toda leyenda urbana, se
debe estirar mínimo media hora después de realizar la actividad
física. Así que después de la reunión y al llegar a casa con unos quince minutos será suficiente para relajar los músculos.
Mi más profundo agradecimiento por dedicar su tiempo a este artículo a Silvia Palma López, mi gran apoyo, mi mejor coach.
Un saludo.
APTC Pádel.
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